En una época de fuerte hipnosis como esta, la atención es un arma formidable para
contrarrestar la influencia del sistema, para descubrir sus puntos débiles y elaborar los
puntos de vista y los planteos que pueden esclarecer a la gente para oponérsele al sistema.
Nuestra gente tiene que hacer un esfuercito en esa dirección. Es un gran poder el
conocimiento de uno mismo. Aumenta la reversibilidad, disminuye la hipnosis, permite decidir.
Yo lo escucho al pelafustán liberal, yo veo sus proclamas televisivas disfrazadas de ideología y estoy atento. Yo se que estoy
atendiendo; y el problema con la atención dirigida, el problema para ellos, es que no pierdo mi referencia, no soy chupado por las solicitudes sensoriales que se me presentan.
Conocemos un tipo de atención que es la atención cotidiana. La atención que va en la dirección de los estímulos. Se produce un estímulo, yo atiendo. Hago sonar un gong y el perro va a la comida.
Voy hacia las cosas según se solicite mi atención por algún estímulo sensorial.
Conocemos otro tipo de atención. Hay muchos estímulos y voy a aquellos estímulos, de
todos los que hay, que coinciden con mis intereses.
El primer caso es el caso de una atención simplemente solicitada por estímulos, y es una
respuesta maquinal. Hago ruido y la gente va.
El segundo caso, donde el sujeto tiene sus intereses y todo eso, parece que fuera una
atención algo más consciente. Pero es una atención igualmente mecánica. Que no venga del
estímulo y salga de uno hacia el estímulo, está llevada esa atención, de todas maneras, por
esas aspiraciones, esas conductas que ni siquiera han sido revisadas. Ni sabe por qué, el
sujeto, tiene tales intereses. Y por qué va, porque así está armado, así está condicionado a
responder al estímulo. Muy interesante.
No se si se fijan que la fuente es diferente, de orientación de la atención. La primera es una
atención animal, solicitada por estímulos externos, y la segunda es una atención que
verdaderamente es humana, que es ir hacia el otro. Intereses. Pero observen que tanto en
un caso como en el otro, no se está movido por un genuino control, por un saber lo que se
está haciendo, en ninguno de los dos casos. Hay diferencia entre una y otra, pero está claro
que no se sabe que se está haciendo en una y en otra.
Conocemos estas formas de atención. Conocemos lo que es una atención dividida, por
ejemplo. Conocemos lo que es estar, al mismo tiempo atendiendo a dos estímulos. Esa
atención en realidad no es muy frecuente. Salvo en algunos oficios, en algunas ocupaciones,
o en ejercicios. Hay una cierta capacidad para atender a dos cosas simultáneamente. A
veces el oficio exige eso.
Se dirá: "Bueno, luego eso se mecaniza y vemos a un tipo que maneja un bus, toma la
plata, corta el boleto, da vuelto, hace los cambios, putea con el de atrás. Eso se mecaniza.
Pero hay oficios en que esa práctica, esa atención está dividida. Por experiencias, por
prácticas, por ejercicios, conocemos ese trabajo de atención.
Nosotros podemos hacer muchas prácticas o experiencias y lo único que vamos a lograr con
esas prácticas es comprender que la atención es muy elástica, que admite distintas formas,
y vamos a poder testear la propia atención. Pero no podemos plantear esas prácticas más
allá de lo que justamente es: una práctica o una comprobación.
No podemos hacer eso (ir más allá con la práctica), porque si pretendemos que el ejercicio
de una forma de atención, a fuerza de práctica y de sostenimiento, logre resultados de
transformación, lo que va a producir es una fatiga. Y vamos a ponerle empeño el día 1, el
día 2, el día 3, menos el día 4, menos el día 5 y "sayonara".
Lo que nos exige mucho esfuerzo y no podemos ubicarlo en franja para ya trabajarlo sin mucho esfuerzo, es tan poco tiempo, y por consiguiente no obtenemos beneficios proporcionales al esfuerzo invertido, son cosas que no se pueden sostener.
Estos testeos son de interés porque nos permiten comprender los secretos de la atención.
Una de las cosas que nos permite comprender lo de la atención dirigida, es que juega con
mayor fluidez la reversibilidad. En la medida en que estamos
conversando y estamos
atentos a lo que estamos diciendo, no perdemos nuestro centro de gravedad. Nos damos
cuenta que es bastante difícil que nos traguemos el anzuelo. Porque se nos podrá decir ésto
o lo otro, pero nuestra mirada está clara.
No somos tan susceptibles ni vulnerables a la presión de grupo o situaciones, ni a la
presentación de imágenes de cartón. Porque tenemos nuestro centro en nosotros mismos.
En su momento se habló que una de las características de la hipnosis era la pérdida de
referencias del sujeto y la capacidad de cotejo. Esa pérdida de la capacidad de cotejo hacía
que el objeto estímulo se convirtiera en algo central, no se pudiera comparar con nada, y al
no haber comparación se caía en ese campo de influencias. Eso sucedía también en los
sueños.
Y sucede no sólo en hipnosis. Sucede en la vida cotidiana. La sugestión de la imagen es
muy fuerte, la sugestión del momento en que uno vive, del medio social, la sugestión de la
prensa, de la TV, actúan muy fuertemente. No hay con que cotejar, en todos lados se
encuentra lo mismo, hay determinados valores establecidos, todo eso es aceptado, todo eso
no es pensado, eso es lo que pasa, eso es lo que ocurre, estás sometido a ese gran campo
de influencias y tu atención, termina finalmente yendo en esa dirección. Y ahí estamos
atrapados en esa hipnosis del sistema, cosas así hemos conversado en su momento.
La capacidad de reversibilidad y de autocrítica disminuye considerablemente en las
poblaciones. Si hay poca capacidad de crítica es porque no se pueden comparar cosas; por
eso no se puede hacer. Y si hay poca capacidad de autocrítica es porque no se pueden
comparar cosas dentro de uno mismo.
Quien no se conoce a sí mismo no puede comparar cosas en sí, directamente está inhabilitado para la autocrítica. No se conoce, no puede hacer autocrítica.
Si acaso cree que está autocriticando. A veces hay ciudadanos que dicen: "Yo confieso que
tengo que hacer autocrítica. Yo soy un hijo de puta", cuando dicen esas cosas, en realidad
no están haciendo cotejo entre cosas que le pasan. Están utilizando la mirada del otro para
largarla sobre ellos mismos. La autocrítica de ellos no tiene ningún valor. Es como los
criticarían otros, ellos están diciendo eso que dicen los otros de sí, como elaboración propia.
Si no hay autocrítica y no hay crítica, no hay reversibilidad. Es decir, no se tiene la aptitud
para salir de ese campo de influencias externas provenientes del sistema.
No tienen autocrítica porque no tienen conocimiento. (...)
Se pone en juego la ubicación de uno en estos fenómenos.
Esa forma de atención dirigida, si nosotros la presentamos en términos de práctica y de
cómo generarla, va a terminar en un forzamiento, no nos va a dar tiempo a que tengamos
resultados y se nos va a joder la cosa.
Si nosotros recordáramos algunos momentos interesantes en que paseando nuestra
atención hicimos cosas sin perder conciencia de nosotros mismos, sentimos una gran
potencia interna, sin esfuerzo, eso nos ayudaría más que ésto de proponernos mantener un
tipo de atención.
Basta que ahora mismo mientras estamos hablando (con suavidad, con suavidad, siempre
con suavidad), mientras estamos hablando atentos, atentos a lo que se está diciendo,
atentos a las otras personas y todo aquello, basta con que nos sintiéramos emplazados
donde estamos para que notáramos una mirada bastante más clara.
No es una propuesta compulsiva, no es un esfuerzo por mantener la atención. Sí es,
simplemente, un sentirse emplazado, acá donde estamos, conversando, sabiendo que
conversamos, discurriendo en torno a ciertos temas, estamos pensando mientras
discurrimos en ellos, si mantuviéramos esa actitud (no esa práctica ni ese forzamiento). Si
mantuviéramos esa actitud y lográramos registros de mayor potencia y frescura, no
intermediación de la imagen creo que podríamos sacarle bastante rédito a ese
comportamiento mental.
Estamos hablando de un diferente comportamiento mental. Que, sin duda, marca
diferencias con el comportamiento mental habitual que observamos a nuestro alrededor.
Nosotros observamos a nuestro alrededor un comportamiento mental muy determinado,
muy poco manejado, muy poco claro y, por supuesto, muy poco potente.
Parece que podemos asumir un comportamiento mental, que es también conducta, un
comportamiento mental que tiene su rédito en esto de la reversibilidad, la crítica, la
autocrítica y de la potencia en el pensar.
Esto no quiere decir que uno no se vaya de boca, ¿no es cierto?
Ante determinados estímulos, ante determinadas cosas... uno se va de boca. No está mal.
Lo que digo es que si de algún modo pudiéramos convertir en un valor sicológico esto de
que es más interesante estar atento, atento a lo que efectivamente pasa, atento a lo que se
hace, atento a lo que se dice, tener eso como un "tin-tin de trasfondo"... Si convirtiéramos
en un valor esto de que es bueno una actitud atenta, estar centrado frente a las cosas, creo
que ganaríamos.
Si lo planteáramos como práctica o como disciplina, o como forzamiento... vamos a tener
problemas.
Si lo planteamos así como actitud, creo que vamos a registrar un interesante potencial, una
mayor claridad de ideas, un eje muy crítico, muy crítico.
Creo que eso es inteligencia. Hay una conducta mental que se puede asumir, es conducta
también.
Y si me voy de boca, me voy de boca pero yo tengo ese valor.
Hay que tener una posición mental atenta. Me parece muy difícil si estás bien puesto en tu
atención, me parece verdaderamente más difícil que estés jodido por climas, por líos... por
cosas que están operando mecánicamente sobre tí. Me parece más difícil a que si
simplemente estás solicitado por los estímulos o viendo si eso que se está tratando tiene
que ver contigo, o no. Si tiene que ver contigo, va; si no tiene que ver contigo, miras el
gusano en la pared. Estás jodido, estás sometido a un campo de influencias de la gran puta.
Sea del sistema o sea de tus vahos, estás con líos. No estoy hablando de cosas que sean
muy fáciles, pero son suaves.
Uno en algún momento tiene que haber, sin duda, jodiendo y experimentando con la
atención, tiene que haber registrado en algún momento de cierta postura atencional, tiene
que haber registrado esa claridad, esa potencia. Tienen que haberla registrado.
Si lo encaran como práctica, va a haber dificultad. Se van a fatigar... y finalmente la van a
abandonar, no va a tener ningún éxito.
Yo distingo muchas formas de atención. Hay una cuasi animal, que depende de los
estímulos externos. La otra atención que tiene que ver con los intereses, intereses que a la
vez uno no sabe ni de dónde vienen, ni por qué va... es un bólido lanzado... ¡que digo un
bólido!... una bola de barro... ¡Ahí va uno, uh, uh, uh, qué atento que va!!... y no pierde
detalle, porque ahí está el interés. ¡Sí, no sabe qué está haciendo!!... Bueno, ese es otro tipo
de atención.
Hay atenciones divididas y hay atenciones dirigidas. (no se entiende en la cinta) cuyo centro
de gravedad es el ojo del que mira, es la mirada, es suave, es interesante, crítica. Y entre
tantos registros, hay un registro de potencia interna.
Esa conducta mental, digo que produce un funcionamiento mental diferente, entre esa
persona que está emplazada de esa manera y el resto de las personas que ponen su
atención mecánica. Me parece evidente que tienen un funcionamiento mental diferente. Yo
tendría en cuenta esta sugerencia, aún cuando sea para criticarla, para discutirla, para darle
vueltas. La tendría en cuenta, a esta sugerencia en torno a la atención dirigida.
Una atención que sosteniéndola sin esfuerzo te pone más claro y tiene sus registros más
interesantes, más potentes. Cuidadito, que es suave.
Pregunta: ¿Hay un registro de disponibilidad interna también?
Sí. Te interesas por cualquier huevada, parece inadmisible; es inadmisible para cualquier
persona razonable. Viene un hijo de puta y te habla de una mosca, y tú ahí atento.
Sabiendo lo que haces, tú estás en otra. Sí, muy disponible, con tal de que esté en marcha
esa atención. Sí, es una fuerte disponibilidad interna.
No, las personas razonables, las personas estereotipadas, dibujos de personas, no tienen
disponibilidad, la tienen sólo para ciertos temas que están vinculados a sus intereses... En
ese sentido, la atención es muy disponible, todo es muy interesante porque es la atención la
que está trabajando. Todo es muy interesante.
Por supuesto tienes tus intereses y tus cosas, pero tu atención es muy, muy disponible, casi
infantil.
No es un mito, no es ninguna leyenda, es un comportamiento mental diferente. Y trae rédito.
Puedes estar puteando, puedes estar enojado, pero estás emplazado. Tú estás emplazado,
estás centrado.
No hay acción válida sin atención válida. ¿Cómo puede haber acción válida para un distraído? ¿Y de qué está hablando?, es un contrasentido. Eso no puede ser. Todo eso, no.
No puede haber acción reflexiva sin reflexión sobre lo que se hace. La acción reflexiva es
reflexión sobre la acción. Reflexión sobre la acción implica atención sobre lo que se está
haciendo. ¿De qué acción reflexiva me estás hablando?, si estás movido por estímulos que
no tienen nada que ver con la re-flexión. Re-flejo, vuelta al pensar. Si mientras haces las cosas no sabes lo que estás haciendo, si mientras piensas no sabes que estás pensando, si mientras escuchas no sabes que estás escuchando; ¿de qué acción reflexiva me estás
hablando? No sabe, pues, lo que dice.
Insisto en que es un comportamiento mental, no natural. Es una intencional forma de poner
la cabeza. Bueno, esa es una forma de tocar los propios mecanismos; sí, es una forma de
tocar los propios mecanismos, de eso se trata. No es "natural" esa forma de pensar..., no es
"natural" esa forma de sentir... No, no es natural, efectivamente. Lo cual está muy bien.
(Risas).
Suavemente. Sin lío, sin proponerse, sin forzar la mano. Pero considerándolo un valorcito
interesante. El valor de asumir, entre tantos comportamientos que nos parecen válidos,
entre tantas cosas que uno dice: esas están bien, esas otras están como el culo, eso vale la
pena, eso otro no, entre todos esos valores, también algo tenemos que decir sobre el
comportamiento mental. Es un modo de acción. "Corto, porque no estás moviendo
cuerdas". Veremos, ¡ahora verás! Algo también tenemos que decir sobre el comportamiento
mental. No sólo sobre el comportamiento de las manos, de las cosas...
Tenemos algo que decir también sobre el comportamiento mental. Estamos hablando en
este momento de un determinado comportamiento mental.
Pero no me hago ningún problema de moralina, si me pierdo en la cosa, me pierdo en la cosa.
Yo te digo francamente que es mucho menos susceptible a la influencia irracional de los
estímulos externos. Te lo digo porque estás atento al objeto y estás emplazado en una
perspectiva que registra, que siente. Y, sí.
Eso es todo lo que queríamos conversar sobre este tema de la acción reflexiva, y qué va a
ser reflexiva si no sabe lo que está haciendo... Para saber lo que se está haciendo hay que
estar mínimamente atento a lo que se está. Por ahí eso de la acción reflexiva parece que
fuera algo muy grande, pero nada, la acción reflexiva tiene que ver con un tipo de atención.
¡Tantas cagadas se producen por desatento, en lugar de por otros motivos! ¡Por errores de
ese tipo! Por desatento...
No, no mucho más de ésto sabemos, así es que sólo ésto podemos transmitir. Pero sí es
genuino lo que decimos. De que existe un registro diferente cuando se ha valorizado
convenientemente esta conducta mental que hace que el que mira, o el que hace, se tenga
por referencia, aunque sea como perspectiva, sepa lo que está haciendo, lo que está
diciendo, lo que está escuchando...
Es una forma aperceptiva. Pero yo debo agregar siempre a estas consideraciones, siempre
lo mismo: ¡ésto no lo conviertas en práctica! Conviértelo en todo caso, si es que te interesa,
en un valor de un comportamiento interesante de tu actitud mental. No en una práctica
esforzada.
A decir verdad, cuando tengas mucho sueño y demás, ésto va a disminuir. Esa potencia y
esa cosa, va a disminuir. Pero cuando estés despierto, pues está despierto. Cuando estés
despierto, debes estar bien despierto.
No estamos agregando mucho a las cosas que ya sabemos. En todo caso las estamos re-
enfocando. Dándole otra vuelta dada la experiencia que tenemos en estos temas, ¿no es
cierto? Hemos hecho muchas cosas... Vamos dando otra vuelta, volviendo al tema de la
atención.
¿Por qué no? Es el tema fundamental del comportamiento mental. ¿Para hacer qué con esa
atención? Para hacer lo que quieres. Qué sé yo tus proyectos, tus líos... tus actividades, tus
intereses... tú verás.
Pero yo te digo: hay un comportamiento mental valioso, mucho más valioso que el
comportamiento mental dado, el que tengo.
Esa reflexión queríamos dejar sobre el tema de la atención.Estuvimos trabajando con otra gente amiga, muy bien, e insistimos en este tema de la
atención, de la atención reversible, de la atención des-hipnotizada, de la atención
disponible, de la atención crítica, de la atención con referencia a la distancia, del problema
de la sugerencia de lo que uno dice, de lo que uno ve, de la atención puesta en lo que uno
hace, de la acción reflexiva.
Pusimos énfasis en que ese comportamiento es mental y lo consideramos, tal vez
erróneamente, como una cosa valiosa. Y no mucho más sabemos sobre este tema. Y hay
registros, seguramente si rastrean en algún momento, hay registros muy potentes, de
mucha fuerza, con esta gracia de la atención.
Parece que si se obtienen buenos resultados, no hay que preocuparse de nada porque uno
se engolosina. A la hora de obtener buenos resultados, parece que a uno le gusta andar así.
Como a los pelícanos les gusta andar con una piedra. Porque sienten un pesito acá... Si no
tienen un pescado, por lo menos tienen una piedra. Uno siempre encuentra una piedra si
les abre la boca (Risas). Entonces a uno le gusta andar así.
Bueno, no nos ha llevado tanto tiempo este tema. Media hora, una hora. Pero me parece
correcto dejar esta sugerencia. Porque por lo poco que hemos visto, ésto es de mucho
interés. Conviene, parece que nos hace fuertes, nos hace reversibles, críticos, nos hace
bastante reflexivos.
Es un comportamiento mental que puede llegar a ser un comportamiento mental cotidiano.
Y no es el comportamiento que uno observa alrededor. Bueno, eso será problema de ellos,
no vamos a llorar... Y la forzadera no nos conviene, no nos va a dar rédito, nos va a
decepcionar, nos va a hacer perder fuerza y en poco tiempo vamos a abandonar la práctica.
Lo dejaría ahí al tema. Le llamamos a eso atención dirigida, no esforzada, suave,
comprendida por distintos experimentos y tal vez aceptada por registros favorables, no
propuesta como una práctica. Decimos que entre otras cosas es atención apercibida. Y lo
englobamos en el tema conducta. Es una conducta.
¿No hay conductas chuecas, carajo? ¡Claro que hay conductas mentales! ¿No hay tipos
entrenados, por el motivo que sea, en ver todo mal? ¿No hay tipos cuya mirada es siempre
negativa? ¡Cómo que no, hay tipos que viven en esa conducta mental!
Esto es interesante, si es que a uno le interesa la libertad.
No creo que eso te vaya a mejorar otras funciones mentales, pero sí creo que eso te puede
dar mucha crítica, y mucho llevar el ojo para donde uno quiere que vaya.
No te va a dar más memoria, no te va a dar más agilidad en el pensar, esas son características personales. Pero te va a dar reversibilidad.
Y lo de la acción reflexiva, hay que llevarlo a ese tema.
Y el climazo, y esa cosa que a veces uno tiene, también se nota que disminuye con la
atención. Que tiende a no tomarte. No puede ser que estés en un tema, moviendo ideas y
cosas que tienen que ser cristalinas, no puede ser que de pronto aparezca un climazo y te
joda y te empañe todo. ¿Pero qué es ésto? Eso no puede ser, cómo hacer eso. ¡Pone la
cabeza bien! No conviene. No hagas eso.
Esto lo nota uno, creo que lo notamos todos, estamos muy entrenados, somos alcahuetes,
muy sicologuillos, creo que notamos mucho al tipo que se climatiza, tenemos mucha
sensibilidad para eso. Y nos parece una cosa desproporcionada, no está haciendo bien con
su cabeza. ¡Ponga bien su atención!
Este comportamiento puede constituirse en el comportamiento mental habitual, con el que
uno vive. Es una conducta mental distinta.
Hay gente que sufre, y divaga, y se climatiza. ¿Y para qué sirve eso? ¿A quién le sirve? A él
no le sirve, a los demás tampoco. ¿Y qué lógica tiene eso? Esas son conductas mentales
inaceptables. (Risas). Bueno, imagínense, viene el mocito ahí con una conducta mental
inaceptable: retírese! Piense de otro modo la próxima vez que venga. Claro, me viene con
un vaho, con un lío... como si llenara todo un charco... ¡No contamine! Antes de que hable
ya... ¡Qué modales esos! ¿Y qué, qué desconsideración, no? Llega el tipo, te hace una cosa,
es un desconsiderado, está metido en su lío... No se puede estar con él ahí, "bip, bip, bip,
bip", sin líos.
A veces se logra, en los diálogos entre nosotros, esas cosas muy neutras, muy en tema.
Son fenómenos esos momentos. Se está simplemente en lo que se está. Así se venga el
mundo abajo. Uno tiene unos desastres que ha dejado por ahí tirados... pero está
interesado en un tema, que puede ser una huevada, pero es muy gratificante.
Pero si estás en eso, y de pronto todo se te jode, se te nubla todo por la cagada de un
clima... Oye, estás acá, no estás allá. Y lo que pasa allá no lo vas a resolver. En cambio lo
que pasa allá, además, te jodió acá.
No saben, no estudian...
- charla con Silo. Mendoza, septiembre 1989.