martes, 7 de febrero de 2012

Garzón: ¿la verdad en el banquillo? ‏y LA VIDA EN LOS "HOGARES" DE BARCELONA en la pos-guerra


  • Garzón: ¿la verdad en el banquillo?‏ y LA VIDA EN LOS "HOGARES" DE BARCELONA en la pos-guerra



Queridos amigos y amigas, 

El Tribunal Supremo podría condenar en los próximos días al Juez Garzón por investigar la desaparición de más de 110.00 personas durante la Guerra Civil y después. La Fiscalía y juristas internacionales apoyan las actuaciones del juez, pero la presión para que se le condene es enorme. Solo si nos movilizamos ahora, podremos lograr que la justicia prevalezca sobre la impunidad y el olvido. Firma y corre la voz: 



¡Firma la petición!
Parece increíble, pero España ocupa el segundo lugar del mundo en número de fosas clandestinas, solo detrás de Camboya. Lo más chocante es que, en pocos días, el Tribunal Supremo podría asestar un mazazo terrible a las aspiraciones de justicia de los familiares de más de 110.000 de personas que aún permanecen enterradas por todo el país. 

Y es que el único intento judicial de investigar dichas espeluznantes desapariciones ha llevado al Juez Garzón al banquillo, acusado de incumplir la Ley de Amnistía de 1977. La Fiscalía y destacados juristas a nivel mundial secundan las acciones de Garzón en este caso, y el derecho internacional establece que crímenes de tal gravedad no pueden ser objeto de amnistía. Pero el Supremo está bajo una enorme presión y podría condenar al juez, enviando un mensaje intimidatorio a los que luchan contra la impunidad y buscan proteger la dignidad de las víctimas y de sus familias.  

Las críticas internacionales siguen creciendo, y nuestras autoridades son conscientes de que la independencia y reputación de nuestra judicatura está en entredicho. Enviémosles un mensaje ensordecedor pidiéndoles que apliquen los principios de derecho internacional, absuelvan al Juez Garzón, y garanticen un tratamiento justo y humano a los familiares de todos los que siguen abandonados en fosas comunes. Quedan pocos días para el final del juicio - haz clic aquí para firmar la urgente petición, y será entregada al Tribunal Supremo cuando alcancemos 50.000 firmas: 

http://www.avaaz.org/es/spain_truth_on_trial/?vl 

Desde los años 90, jueces españoles han jugado un papel clave en la lucha global contra la impunidad, investigando abusos de derechos humanos en Ruanda, Chile, Guantánamo, entre otros lugares. En1998, el tenaz uso del Derecho Internacional por parte del juez Garzón permitió el arresto del General Pinochet por la tortura y asesinato de miles de ciudadanos chilenos y extranjeros.  

Pero la marea está cambiando, y Garzón se enfrenta ahora a una posible condena penal por utilizar en España esos mismos principios que aplicó internacionalmente, al autorizar la investigación de la tortura, asesinato y desaparición de más de 114.266 personas entre 1936 y 1951. Iniciado por grupos de ultra derecha, el procedimiento judicial ha incurrido en importantes irregularidades procesales, e incluso, el Tribunal le ha negado a la defensa la posibilidad de aportarimportantes pruebas testificales de expertos en derecho internacional. Muchos temen que este y otros juicios que pesan sobre Garzón son parte de un intento de deshacerse de un incómodo juez, que se ha labrado una reputación por perseguir a mafias traficantes de drogas, altos cargos políticos corruptos, dictadores y terroristas. 

Pero en juego está mucho más que la carrera de Garzón. España ocupa el segundo puesto mundial en número de fosas comunes, y nunca seremos capaces de cicatrizar las últimas heridas de la Guerra Civil y la dictadura, si no tenemos el coraje de enfrentarnos a nuestro pasado y dar respuesta a las legítimas demandas de las familias de las víctimas, incluyendo la exhumación de sus seres queridos. 

El Tribunal Supremo se enfrenta ahora a una decisión que pasará a la historia: respetar el principio de legalidad, que abarca también al Derecho Internacional vigente, o permitir que la ideología y la impunidad prevalezcan por encima de la justicia. Más allá de nuestras opiniones personales sobre la figura del Juez Garzón, alcemos nuestras voces pidiendo que nuestras autoridades judiciales y políticas respondan a este llamamiento a favor de la verdad, la justicia y la reconciliación. Firma la petición aquí y corre la voz. 

http://www.avaaz.org/es/spain_truth_on_trial/?vl 

Durante el siglo XX, el movimiento de los derechos humanos ha logrado profundos cambios sociales, impulsados a menudo por las acciones valientes de jueces y juristas quienes le han plantado cara a poderosos intereses y redes criminales. Los procesos de justicia y reconciliación seguidos en Alemania, Chile, Ruanda, Argentina, entre otros, dan testimonio del poder de este movimiento. Movilicémonos ahora en apoyo de los que siguen luchando en España contra el olvido y la impunidad. 

Con esperanza y determinación,

Luis, Emma, Ricken, Alice, Caroline, Laura, Alex, Benjamin y el resto del equipo de Avaaz 


Más Información:

"Observadores internacionales acuden al segundo juicio contra Garzón" (El País):
http://politica.elpais.com/politica/2012/01/23/actualidad/1327324779_742969.html

Procesar al Juez Garzón por excavar en crímenes de tal magnitud es una ofensa a la justicia y a la historia (New York Times) (en inglés):
http://www.nytimes.com/2012/02/05/opinion/sunday/truth-on-trial-in-spain.html

Otros destacados medios internacionales se hacen eco del juicio contra Garzón:
The Guardian Der Spiegel Le Monde.

Nadie debe ser juzgado por investigar violaciones de derechos humanos (Amnistía Internacional):
http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/caso-garzon-nadie-debe-ser-juzgado-por-investigar-violaciones-de-derechos-humanos-1/

"España y el déficit de justicia" (Rights International Spain, en El País):
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Espana/deficit/justicia/elpepuopi/20120117elpepiopi_12/Tes

"Más desaparecidos que en Chile y Argentina" (BBC Mundo):
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/02/110204_espana_ninos_desaparecidos_testimonio_aw.shtml


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LA VIDA EN LOS "HOGARES" DE BARCELONA





C O N L A A Y U D A D E L A S V Í C T I M A S

La paciencia de tres investigadoras desempolvando antiguos papeles
El tema de la investigación las escogió a ellas pese a que el objeto del estudio inicial de estas tres historiadoras no residía en niños sino en las condiciones de vida de las mujeres en el franquismo. Pero las cajas con documentación variada sin clasificar que con paciencia iban abriendo las guiaban hacia otro camino: la infancia de los derrotados. Papel a papel conocieron la vida de los pequeños internos a través de las cartas de padres a hijos, las de directores de centros alertando a altas instancias del hacinamiento, de la falta de comida y ropa ligada a la hambruna de 1945. Se estremecieron con los discursos nacionalcatólicos así como con los experimentos de los psiquiatras en el Laboratorio Psicotécnico. También toparon con vibrantes artículos de prensa de algunos periodistas, como Huertas Clavería en Tele/ eXprés,que exigían el cierre o la reforma de estos centros.
María Verdú y Elena Ràfols, empleadas por la administración, accedieron a la facultad de Historia tras el examen de mayores de 25 años. Ya finalizada la licenciatura, se unieron con la joven Neus García, hija de Elena Ràfols. En el 2005 obtuvieron la subvención que otorga el programa de Memorial Democràtic de la Generalitat y, en su tiempo libre, se dedicaron a desempolvar cajas de la Junta Provincial de Protección de Menores de Barcelona. De la lectura de esos papeles surgió el estudio que ahora presentan como exposición en la sede de Circare, situada en la calle Camèlies. "Queda mucho por hacer", señalan las historiadoras. "Estamos esperando que se afiance el traslado de los juzgados a la Ciutat de la Justícia para bucear en sus archivos", comenta Neus García. "Y nos gustaría recabar más testimonios - añade María Verdú-,porque eso nos permite hacer una validación histórica y poder llegar a entender lo que sucedió con la máxima aproximación a la realidad". Elena Ràfols concluye: "Somos conscientes de que se requiere mucho valor y capacidad de superación para hablar de un pasado que ya no existe y que, a muchos, les avergüenza sin razón. Hay un manto de silencio que quisiéramos destapar con la ayuda de las víctimas".

LA VIDA EN LOS "HOGARES" DE BARCELONA

Después de la Guerra Civil proliferaron las residencias para los hijos de republicanos derrotados
Los internados del franquismo

CARINA FARRERAS - Barcelona

Por las noches, puede verse iluminada una bella torre modernista cercana a la plaza del Doctor Andreu, al pie del funicular del Tibidabo. Los niños de los barrios próximos juegan con esa imagen: la torre encantada, el palacio de las princesas, la casa de chocolate... La finca recibe el nombre de El Pinar, pero también se la conoce por la casa Arnús, en recuerdo de la primera familia que habitó, la del banquero Manuel Arnús. El arquitecto Enric Sagnier la terminó en 1903, poco después de construirse el funicular. En los meses estivales de principios de siglo, el pinar de la casa se pobló de risas infantiles. Hasta que estalló la Guerra Civil. Tras el consabido revuelo patrimonial, la casa Arnús pasó a manos de la institución falangista Auxilio Social, dedicada a la beneficencia, que usó el edificio para acoger a niñas huérfanas, hijas de rojos, exiliados, presos, amorales o, simplemente, pobres.
Montse Font regresó recientemente a la casa Arnús ya siendo abuela. Pidió a la propiedad, la Fundación Asepeyo, la posibilidad de visitar las estancias en las que se crió. Subió hasta el piso superior, el dormitorio. Todo estaba bellamente restaurado. Se asomó a la ventana y, en ese instante, rememoró su vida. Recordó las noches de tormenta con el viento gélido golpeando el vidrio.
Vio una niña aterrorizada bajo las sábanas y revivió todo el frío, el hambre, el miedo, la culpa y la soledad sufridos. Y lloró por su madre, separada de un hombre alcohólico, obligada a dejar a sus hijas en el centro con el fin de preservar la moral católica y de ofrecerles pan. Lloró por sus amigas desafortunadas a las que nadie visitaba. Y también lloró por su familia, su marido y sus hijos, a quienes no les puede mostrar todo el amor que les profesa.
Decenas de miles de niños fueron acogidos por Auxilio Social u otras instituciones franquistas similares entre los años 40 y 60. "Resulta imposible dar una cifra - afirma la investigadora Elena Ràfols-pues los menores no estaban registrados en una única institución, dependían de diferentes organismos de justicia o beneficencia. Un juez del tribunal tutelar, un obispo, un gobernador o un alcalde podían firmar un ingreso. Además, muchos expedientes se han perdido, como los del Gobierno Civil de Barcelona". Ràfols es una de las tres historiadoras del Circare (grupo de investigación histórica) que presentan estos días la exposición: Infància robada. La protecció de menors en el franquisme.En ella puede verse extractos de la documentación recogida y los testimonios de 13 internos, como Montse Font o Eva Molló, explicado en estas mismas páginas.
Las investigadoras han registrado hasta 80 internados, sólo en Barcelona. Como El Pinar, muchos de ellos son antiguas torres de Sarrià, Sant Gervasi, Vallvidrera, Gràcia y el Eixample que podían dar cama a entre 20 y 200 niños. El Grupo Benéfico, situado en Poblenou, frente a la cárcel de mujeres de Wad-Ras, es el mayor, con 500 camas. En las actuales instalaciones penitenciarias se alzaba el Laboratorio Psicotécnico, donde los psiquiatras trabajaban en la reeducación.
Hubo dos grandes oleadas de internos: al final de la guerra ingresaron miles de hijos de muertos, presos, expatriados, delatados o pobres. También los menores embarcados a otros países y repatriados (dato ignorado por sus progenitores). En los años 50 abarrotaron los hogares los hijos de los emigrantes. El Estado pagaba por cada interno y, en algunos casos, las casas recibían dinero de la venta de ropa bordada por las niñas. En los años 70, coincidiendo con el despunte de la economía, las nuevas corrientes asistenciales internacionales y la movilización de la prensa, se atenúa el fenómeno. En 1982 se transfieren a la Generalitat.
Para Elena Ràfols, uno de los principales fines de estos lugares era la reeducacióndel menor. "El sistema de protección de menores y de beneficencia - apunta-fue el medio ideal del nuevo Estado franquista para reeducarlos, especialmente si eran hijos de rojos, y para socializarlos con los nuevos valores patrióticos, religiosos y familiares. Para muchos, el paso por estos centros fue traumático y ha dejado secuelas físicas y psíquicas permanentes". Especialmente grave fue para las niñas, puesto que se les negaba autonomía y formación académica.
Se creía que los pequeños internos llevaban el mal en su propia naturaleza por ser hijos de republicanos o descarriados, según María Verdú. En este sentido resulta explícito el estremecedor discurso de sor Eulalia Arqué, superiora de la Casa de la Caritat: "¡Estáis en desgracia permanente y por esta razón habrá que coger el látigo para sacar vuestro demonio, que vive en vuestras oscuras almas con tan morbosa satisfacción! ¡Habrá que borrar el pasado y de hoy en adelante seréis sometidos a la más estricta obediencia! ¡Recordad que habéis llegado abandonados de todo y algunos en condición de maleantes, mendicantes y viciosos!".
Entre la documentación recogida resalta una circular del Consejo Superior de Protección de Menores, del 5 de octubre de 1956, en la que el presidente de los servicios, Rafael Rubio, insta al presidente de la Junta de Menores de Barcelona a darle el "estado numérico" de niños menores de 14 años, hijos de padres desconocidos, huérfanos o totalmente abandonados. Pide que un funcionario recabe esa información de boca de los directores de todas las instituciones de la provincia. La intención era facilitar datos interesados por Cáritas Española al Catholic Comittee for refugees de la NCNC, con sede en Nueva York, para que familias católicas norteamericanas adoptaran a niños españoles.


* "No lograron doblegarme" - C. F.
* Los internados del franquismo (cont.)

Eva Molló fue abandonada en el hospital de la Maternidad y vivió en tres centros de acogida
"Con tres años vino a buscarme la policía a casa de la yaya. Yo pregunté: '¿Voy al cine?'. Asintieron"
Eva Molló juró a los 16 años, cuando se fugó del tercer y último centro de acogida en el que residió, que nadie quebraría su espíritu, que confiaría sólo en su capacidad de discernir el mejor criterio para conducirse en la vida. Y que se cuidaría, nada de autodestrucción. Era innecesario tal compromiso: plantó cara a la sinrazón desde el mismo día en que nació. "Y no me doblegaron".
Eva fue abandonada en el mismo hospital de la Maternidad en el que vio la luz por primera vez. No fue una renuncia explícita por parte de la madre, sino un hecho consumado. Era 1955. La embarazada, separada, había dejado ya a su primer hijo, varón, a cargo de sus propios padres, unos atribulados payeses. Como curiosidad, en el nacimiento de Eva expidieron doble partida de nacimiento. En la primera se leía su nombre familiar, Molló; en la segunda, una identidad falsa, Adams.
Permaneció dos años en la Maternidad hasta que fue a casa de los abuelos. "Un día vino a buscarme la policía. Parecían actores. "¿Voy al cine?", pregunté. Asintieron. Me condujeron hasta el despacho de la directora del hogar
Nuestra Señora del Coll, un majestuoso palacete de Gràcia, sito en la calle Albigesos. Una vecina nos había denunciado. Salí de ese centro adolescente".
En ese cuarto se ganó, por no contestar "por la gracia de dios", el primero de los muchos cachetes que recibiría. "Esa mujer bajita era mala, de una maldad indescriptible. Nos castigaba arbitrariamente. Se subía a una silla con la vara para pegar más fuerte. Creó un lugar lúgubre y triste". Eva recuerda la miseria: "Sorbíamos una repugnante sopa de tripas. A menudo, rebuscábamos en la basura los troncos de col para comérnoslos". También rememora el frío y la humedad: "Nos abrigábamos con las batas, de franela fina, porque carecíamos de abrigo". Y el hacinamiento: "Dos por colchón". Con todo, las condiciones de pobreza no resultaban lo peor.
El régimen de severidad, los castigos corporales, los rezos, los encierros en el armario a pan y agua..., eso sin contar con los dramas familiares aportados por cada niña. "Había un hueco en la casa en el que yo apenas cabía. A menudo me agazapaba allí durante horas".
Su familia la veía muy fugazmente y nunca por Navidad, cuando otras niñas salían para celebrar las fiestas. "Ni los Reyes Magos aparecían. No entendíamos que se olvidaran de nosotras cada año". En una ocasión, el Ratoncito Pérez las visitó. "Una de las mayores escondió su diente bajo una baldosa del jardín. Por la mañana, corrimos esperanzadas. ¡Un caramelo! Fue la madre de la directora, vi su mirada tras la cortina".
A la edad de seis años todo cambió: "Con María y Montserrat entró la claridad". Las nuevas señoritas trajeron pan blanco, música, educación, catalán, las primeras salidas por el barrio, el cariño, los villancicos y regalos. "¡Pudimos ser niños!".
Cuando Eva sopló las 14 velas, el propietario de la torre reclamó la finca. Cerraron el centro. Dispersaron a las niñas, y Eva, llena de rabia, fue a parar al centro Colonia Agrícola de Palau de Plegamans. "No pude soportarlo. Otra vez la severidad, la religión, el castellano, la insufrible recogida de patatas... Las monjas te amargaban la vida con sus cuentos". La rebeldía aguzó su ingenio: "Me propuse pasar al cuadro de honor. Estudié con ahínco, y mi nombre constó entre las mejores alumnas. ¡Ahora era yo quien triunfaba sobre las monjas!".
En 1972 se fugó del centro y la pillaron. Por imposible, el Tribunal Tutelar de Menores le dio la carta de libertad pese a que la mayoría de edad no se alcanzaba hasta los 21 años. "Vi cómo manoseaban mi expediente. Yo para ellos era un número. ¿Quiénes eran para tener mi vida en un papel? Un bebé no comete delitos. Quise poner una bomba en el edificio. Me obsesioné. Formé parte de grupos activistas antifranquistas, lo propuse mil veces. Pero pesó más el daño que causaría a gente inocente".
Ese expediente quizás esté escondido en las cajas que se han trasladado a la Ciutat de la Justícia. Las historiadoras podrían encontrarlo. "Pero les he pedido expresamente que no lo lean: ese papel es mío".


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