SOBRE LA BONDAD Y EL ALMA. SILO (Bomarzo)
Foto: Manuel Hidalgo
Y sobre la bondad, ¿qué podría decirte de la bondad? Que se experimenta como una
Y sobre la bondad, ¿qué podría decirte de la bondad? Que se experimenta como una
reconciliación con uno mismo aunque se refiere a los otros. Así como se experimenta el
odio, lo opuesto a la reconciliacion, a la bondad. El odio te lleva a una tensión tal que exige
una catarsis, una tensión inaguantable, en donde no soportas al otro, donde quieres hacer
desaparecer al otro. En la bondad se amplía el otro y en él te reconoces y eso te reconcilia.
Y ese es un registro unitivo. El otro caso es un registro de disolución, de desintegración. Y
cuando eso pasa, lo recuerdas como algo desintegrador, como algo malo que te pasó. Y
cuando sucede lo otro, cuando recuerdas un acto de bondad que has producido, lo traes a
la memoria y te sirve hoy. Eso es lo que tú necesitas recordar, lo bueno que has hecho, y
eso es lo que te invita a hacer esas buenas cosas en el futuro. Si hubiera alma, esa alma
trabajaria con fuerzas, con fuerzas que van produciendo una cierta unidad o fuerzas que se
contraponen que se oponen entre si. Para que habría de continuar esa alma, para sentir
siempre ese sufrimiento, esa oposición? Mejor que desaparezca! (risas). Si esa alma
existiera quisiéramos que esa alma fuera unitiva, que tuviera un centro hacia lo cual todo
converge y todo se armoniza en ese centro. Quisiéramos que eso sí fuera creciendo.
Aspiraríamos a una alma en crecimiento y no a una alma estática fija como una fotografía,
viviendo en una determinada habitación, dentro de un salón. Sería un alma que se amplía.
En el medioevo hablaron del alma del mundo. Un alma más allá de lo individual de lo
personal, pero que permitía que las cosas funcionaran. En los animales y en la personas, en
esa época se creía que existía un alma en las personas y en los animales. Era lo que anima-
ba a los anima-les. Era ese principio que le daba movimiento. Y de esa alma entendieron
que en algún momento se producía un nuevo principio que ya no era simplemente el alma.
Se parecía más a un soplo, a un espíritu, algo que se sentía adentro en el corazón en los
pulmones, era algo como respiratorio un pneuma como los neumáticos (risas) que tienen
aire adentro. Así se sentía en esa época el espíritu, como un principio distinto al alma y ese
espíritu no estaba existiendo siempre, se creaba, se iba generando por lo que hacías,
porque tú estabas en este mundo con tu cuerpo y hacías cosas con tu cuerpo, no solo
subsistías, no solo comías cosas, cumplías con tus necesidades sino que tenías aspiraciones,
tenías tendencias al futuro a ver qué tipo de cosas ibas a lograr y lo hacías con personas en
un mundo de personas. Te relacionabas con las personas en un modo unitivo o de un
modo contradictorio. Y cuando te relacionabas con las personas contradictoriamente
también creabas contradicción en ti mismo, entonces no podías volar hacia el espíritu, no
podías construirlo, te faltaba unidad. Y para obtener esta unidad necesitabas de actos de
bondad. Esto creían los antiguos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario