domingo, 15 de julio de 2012

La Revolución del cómplice


Por Tomás Aranda


Me integré en este sistema cuando me tocó hacerlo; finales de los 70, renovado y con fe en el futuro. A partir de ahí pude comprobar por propia experiencia su mal funcionamiento y su falta de sensibilidad humana, ese mundo que me esperaba ahí fuera no era como imaginaba, no me permitía vivir libre y feliz, por lo tanto mi adaptación fue un fracaso.
Fui comprobando como todo se movía por intereses: ya fuesen sociales o personales. Frustración tras frustración al comprobar que no coincidía con lo mejor de mí y la dificultad para conectar con lo mejor del otro, aunque en muchas ocasiones lo pareciera y en muy pocas así fuera.
Encontré eco en otras personas que, al igual que yo no aceptaban la adaptación en un sistema de valores deshumanizados, pero siempre expuestos a sus garras y por necesidad unas veces y por intereses otras y cansados de tanta frustración, unas veces entrábamos “al trapo” y otras nos autodestruíamos.
Siempre estaba el sin-sentido esperando en cada esquina, tocaba buscar alternativas, respuestas...
Ni en política, voluntariados...etc las encontraba. Sí, veían cosas del sistema en las que coincidíamos pero luego comprobaba que de nuevo los “propios intereses ” estaban mandando aquellas acciones, intereses que solo abarcan a uno y como mucho a una minoría. Es que nadie hacía nada en el mundo simplemente por ser libre y feliz?, no veían claro la marginación que se hacía con las personas que no correspondían a los propios intereses?
Pues no, no la veían, lo justificaban tan bien en su cabeza que ya ni se daban cuenta.
Mi frustración creció, apareció mi rabia y mi aislamiento (otra consecuencia del sistema).
En todos estos años he podido comprobar que así ha funcionado siempre y que así funciona ahora, y es mucha la gente que, en momentos de rebeldía me han intentado “poner en mi sitio” (a las buenas y a las malas), y en ocasiones lo han conseguido, pero sin encontrarle sentido por mi parte (como mucho, sentidos provisionales).
Bien, en este momento actual, parece que mucha gente va despertando, pero no es tanta como parece. Hay concienciación social pero, puntualmente. Muchos solo quieren que les devuelvan lo que les han quitado y a partir de ahí todo puede volver a ser como antes, pero no ven hasta donde llega el verdadero problema ni lo víctimas y/o cómplices de un sistema que han sido/son, por lo tanto querrán recuperar “eso que les interesa” usando las armas del sistema: Violencia, manipulación etc.
Se pueden comprobar estas actitudes hoy en día tanto en organizaciones como en casos personales.
A pesar de que parezca que ahora se dan cuenta de las situaciones injustas en las que viven muchas personas, situaciones degradantes e indignas, solo es un espejismo, ven mientras les toca a ellos, pero solo sienten su propia desgracia, en el momento que consigan “ponerse a salvo”, pierden toda perspectiva social (véase políticos, organizaciones, etc), por tanto es bueno conocer las armas del sistema y a quien las utiliza, venga de donde venga y tenga el fin que tenga. El Ser Humano hoy en día, en su mayoría, carece de objetividad para ver que se mueve por intereses propios, y utiliza lo que tenga a su alcance para conseguirlo (poder económico, poder de influencia: prensa, prestigio, poder político, etc) y todo bien justificado en su cabeza hasta llegar a creer que su causa es justa. Y como dijo alguien: “Cuando la creencia choque con la realidad, la realidad saldrá perdiendo”.
Hay mucha indignación y no menos resentimiento, la situación es caótica y parece que tiende a empeorar, y si ya sabemos quienes lo provocan, ahora cuidado con quienes tienen soluciones. Hace falta una transformación social pero también una transformación personal, solo quien se da cuenta de esto puede llegar a despojarse de la violencia que el sistema ha sembrado en su interior y ver las cosas con más objetividad.
Existe el refugio de la religión y/o espiritualidad, algo bueno y respetable mientras no sea impuesto y no necesite negar a otros.
Y por supuesto aprovechan el momento para entrar en acción abiertamente: las xenofobias, las revoluciones armadas.... culpas y venganzas provenientes de las mentes más cerradas.
Los que poseen algún beneficio no querrán que nada se lo arrebate y encontrarán argumentos para justificar el funcionamiento de un sistema que les ha favorecido y aplaudirán cualquier medida que se tome para evitar su desestabilización.
No es fácil lo que queda por hacer, pero será preciso tener claro qué hay que hacer. Y quienes lo tienen claro que se aseguren qué guía es la que siguen, desde “donde” parte su intención y cual es su verdadero fin.



No hay comentarios:

Publicar un comentario